jueves, 4 de febrero de 2010

EL MUNDO DEL PENSAMIENTO


EL MUNDO DEL PENSAMIENTO

Cuando hemos alcanzado el desarrollo espiritual necesario para entrar conscientemente en el Mundo del Pensamiento y abandonar el Mundo del Deseo, que es el reino de la luz y del color, pasamos por un estado que el investigador ocultista llama el Gran Silencio.
Como hemos dicho anteriormente, las regiones superiores del Mundo del Deseo tienen la marcada peculiaridad de mezclar la forma y el sonido, pero una vez que se ha pasado a través del Gran Silencio, diríase que desaparece todo lo del mundo y el espíritu siente la sensación de flotar en un océano de intensa luz, de soledad completa; pero, sin embargo, sin el menor temor, pues como está infundido con aquella sensación exenta de forma, de sonido, del pasado y del futuro, siente la sensación de que todo es un eterno AHORA. Diríase que no existen ni placeres ni dolores y, no obstante, no hay ausencia de sentimiento, sino que todo parece centrarse en una sola idea: Yo soy. El ego humano está frente a frente consigo mismo, por decirlo así, y durante aquellos momentos todo lo demás está abandonado. Esto es lo que han experimentado aquellos que atravesaron la brecha existente entre el Mundo del Deseo y el Mundo del Pensamiento, ya sea involuntariamente en el curso de un ordinario ciclo de peregrinación del alma, que elucidaremos después, cuando hablemos de la existencia de post mortem, o por un acto de voluntad, como en el caso del investigador ocultista entrenado. Todos tienen la misma experiencia al transitar tal plano de la naturaleza.
Hay dos divisiones principales en el mundo físico: la Región Química y la Región Etérica. El Mundo del Pensamiento tiene también otras dos grandes subdivisiones: la Región del Pensamiento concreto y la Región del Pensamiento abstracto.
Así como manipulamos el material del mundo físico y lo conformamos en un cuerpo denso, y al igual que formamos de la fuerza-materia del Mundo del Deseo un cuerpo de deseos, así también nos apropiamos de una cantidad determinada de materia mental de la Región del Pensamiento concreto; pero nosotros como espíritus nos envolvemos en una substancia espiritual de la Región del Pensamiento abstracto, y por ella nos hacemos individuales, es decir, egos separados.

del libro "Los Misterios Rosacruces", de Max Heindel

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