jueves, 4 de febrero de 2010

LA MENTE


LA MENTE

Esta es la última adquisición del espíritu humano, y en muchas personas que todavía no se han acostumbrado a un pensamiento ordenado y consecutivo, es simplemente una mera nube caótica dispuesta de manera peculiar en la región de la cabeza. Cuando se mira a una persona clarividentemente, parece haber un espacio vacío en el centro de la frente, justo encima y entre las cejas. Se asemeja a la parte azulada de una llama de gas. Aquello es materia mental que vela al espíritu humano, al Ego, y al autor se le ha dicho que ni aun el vidente más favorecido puede penetrar tal velo, denominado en el antiguo Egipto velo de Isis, y al cual nadie puede levantar ni traspasar, por detrás de él está el Sagrario de los Sagrarios, el templo de nuestro cuerpo, donde el espíritu se halla a cubierto de toda intrusión.
A aquellos que no han estudiado anteriormente las filosofías profundas, esto, quizá, les haga preguntar en razón de qué existen tantas divisiones, máxime cuando la Biblia habla solo de alma y cuerpo, pues muchas personas creen que alma y espíritu son sinónimos.
Nosotros solo podemos decir que esta división no es en modo alguno arbitraria, sino completamente necesaria y se halla basada en los hechos de la Naturaleza. Tampoco es acertado considerar como sinónimo el alma y el espíritu. San Pablo mismo habla del cuerpo natural, que está compuesto de sustancias físicas: sólidas, líquidas, gaseosas y etéreas; menciona también un cuerpo espiritual, el cual es el vehículo del espíritu, compuesto de la mente y el cuerpo de deseos, y el "espíritu" propio, el cual es llamado "ego" en griego y "yo" en español.
El término "yo" puede aplicarse únicamente por el espíritu humano a sí mismo. Todos nosotros podemos llamar cerdo a un cerdo, o tabla a una tabla, y cualquiera puede dar el mismo nombre al cerdo o a la tabla, pero solo un espíritu humano puede ser llamado "Yo" y únicamente él a sí mismo puede aplicarse esta palabra, que es exclusiva: "Yo," porque este es el distintivo de la propia conciencia, el reconocimiento por el espíritu humano de si mismo como de una entidad separada de todas las demás.
Vemos, pues, que la constitución del hombre es más compleja de lo que parece a primera vista, y ahora procederemos a detallar el efecto de la distintas condiciones de la vida sobre este complejo ser.

del libro "Los Misterios Rosacruces", de Max Heindel

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