jueves, 4 de febrero de 2010

LA CREACIÓN DEL AMBIENTE.- LA GÉNESIS DE LAS ENFERMEDADES MENTALES Y FÍSICAS



SEXTA PARTE

LA CREACIÓN DEL AMBIENTE 
LA GÉNESIS DE LAS ENFERMEDADES MENTALES Y FÍSICAS

Es un hecho evidente desde un punto de vista superficial el que mientras los animales actúan parecidamente bajo las mismas circunstancias, debido a que están guiados por un Espíritu-Grupo, el ser humano no se comporta así. En la humanidad hay tantas especies como son los individuos, siendo cada uno una ley ante sí mismo, nadie puede predecir las acciones de uno y cómo obrará otro bajo circunstancias análogas y aún el mismo individuo puede obrar distintamente, y probablemente lo hará, bajo condiciones idénticas, en tiempos diferentes.
Por esta razón es muy difícil definir o elucidar debidamente un asunto como "El Velo del Destino" estando equipados con mentes de tan pequeña capacidad como las que dispone actualmente el ser humano. Para comprender totalmente esta materia se requeriría la sabiduría de tan grandes seres, como son los Ángeles del Destino, quienes tienen a su cargo este intrincado sector de la vida.
No se debe suponer, por consiguiente, que el autor de este libro dé en él más que una superficial idea de cómo se teje y desteje el velo del destino. Cada acto de cada individuo produce una determinada vibración en el Universo que se mitiga por sí misma, reaccionando sobre él y sobre otros a su alrededor, y no puede la simple mente humana vigilar o calcular los resultados de estas acciones y reacciones en unos cuantos meses, años o vidas. Pero hemos visto, gracias al cuadro general impreso en nuestra mente en ocasión al desarrollo de este tema, el modo de clasificar las causas engendradas en el pasado según se nos presentan a nosotros y sus efectos en la vida actual. En el curso de este estudio se han investigado varios cientos de personas y en algunos casos hemos retrocedido tres, cuatro y aún más vidas con objeto de llegar a la raíz de la cuestión y para determinar la forma en la que reaccionan las acciones del pasado para crear las condiciones actuales de nuestras vidas. Pero, aunque hemos hecho concienzudamente este trabajo de investigación con arreglo a las circunstancias, debemos advertir al lector que no considere nuestro juicio como una conclusión autorizada de la materia, sino por el contrario, como un indicio, el cual, confiamos, puede ayudarle a solucionar determinados problemas.
En cuanto concierne al medio ambiente, parece que las personas que son de naturaleza peculiar, que se les hace difícil congeniar con sus relaciones y que tienen por delante de ellas una vida de prueba, nacen frecuentemente entre extraños donde no recibirán ninguna simpatía y donde sus sufrimientos no crearán sobre sus inmediatos en familia en cuanto a la sangre, ninguna impresión simpática apreciable, o bien quedan huérfanos, o separados de sus padres, o bien se ausentan de su hogar desde una temprana edad. Cuando este es el caso tal alma a menudo anhela un afecto, una simpatía o cariño que ella rehusó dar en vidas anteriores.
Hemos visto casos también en los que determinados sujetos cometieron los ultrajes más atroces en el pasado y llevaron el deshonor y la vergüenza a sus allegados, quienes sufrieron horrores debido a su profundo amor al desgraciado. En la vida en que tal equivocada alma se dispuso a enmendarse y a purgar sus pasados errores, se encontrará en un ambiente totalmente antipático, sufriendo hambre y sed de un amor que negó en la anterior que trajo como consecuencia el lote tan amargo de vida que lleva. Si este hombre no aprendió toda la lección en una vida, diferentes encarnaciones con experiencias semejantes le enseñarán a ser simpático hacia los que le amen, a la vez que debe comportarse honesta y correctamente con todos.
También hallamos que a menudo un alma ha vivido equivocada en pasadas vidas debido a la falta de una influencia bondadosa por parte de aquellos que componían su inmediata familia y quienes debían haberle sido todo lo fieles, amorosos y favorecedores que se precisaba. La falta de este ambiente de simpatía no justifica como es lógico, sus faltas ante los ojos de la ley y se ve obligado a expiarlas en vidas posteriores. Pero en estos casos las condiciones fueron generalmente contrarias; la familia que en vidas pasadas había sido indiferente con él, ahora le será querida, y sentirán extraordinariamente todo el dolor y sufrimiento que tenga que soportar como consecuencia de su pasado y de este modo ella también expiará la parte que le corresponde en haber hecho a él lo que fue, debido a la falta de cariño y simpatía en que le tuvieron.
Todos estos sucesos son casos extremos, pero, naturalmente, no podemos obtener una lección definida de los casos no completamente claros, pues cuanto más definidos son los hechos puestos a nuestra consideración tanto más fácil es tabularlos. La ley que conviene a los casos extremos también se amoldará en los de menor importancia con las modificaciones en el grado necesario para ser aplicada al cambio de ambiente.
Los hechos relatados indican claramente que nosotros somos los guardianes de nuestros hermanos y que conviene que todos nosotros exterioricemos toda la simpatía y bondad que nos sea posible hacia aquellos desgraciados, ya sea en nuestra o en otra familia, puesto que aunque mirando las cosas desde la superficie y desde el punto de vista de nuestro estado actual pueda parecernos que no nos incumbe ninguna responsabilidad por las acciones de nuestros desgraciados familiares, sin embargo, si pudiéramos ver la parte superior de la vida, si pudiéramos ver tras el velo, probablemente encontraríamos que nosotros mismos tenemos una gran parte de culpa por su estado de degeneración.
Frecuentemente se oye la expresión de que fulano y mengano son la "pesadilla" de ciertas familias, pero por nuestra parte podemos considerar que esas pobres almas así designadas son seres extraños entre gente extraña, teniendo que estar entre ellas durante esta vida por la razón de algún desaguisado hecho en el pasado. La "sangre es más espesa que el agua" dice un proverbio, pero es lo cierto que el lazo de la sangre no tiene consecuencias, a menos que los espíritus de una familia estén unidos entre sí por el amor o el odio desde el pasado, lo cual determina las reales relaciones en la vida actual.
Un alma puede envolverse en la carne de determinada familia, puede sentarse a su mesa y tener un derecho legítimo en su hacienda y ser tan extraña a ella como un vagabundo que llama a la puerta de su cocina en demanda de un plato de alimento. Recordemos que Cristo dijo: "Pues yo estaba hambriento y vosotros me disteis de comer, y estando sediento apagasteis mi sed y siendo un extraño me admitisteis a vuestro lado"; y después: "Tanto cuanto habéis hecho a favor del más pequeño de mis hermanos, tanto me habéis hecho a mí mismo." Así, pues, cuando encontremos una pobre alma, una de esas que son tildadas de "raras", sola y extraña en su alrededor, debe ser nuestro deber como cristianos emular el ejemplo dado por nuestro Señor; debemos procurar que esa pobre alma se vea rodeada del calor de hogar, que se considere en su casa y entre los suyos, cultivando su amistad por el amor de cristo, sin tener para nada en cuenta sus razones ni excentricidades.
Las enfermedades que afectan a la humanidad pueden ser divididas en dos clases: "mentales" y "físicas".
Las incapacidades mentales son especialmente consecuencia del abuso de la función creadora, cuando es congénita, con una sola excepción que veremos después. Asimismo puede decirse en el caso de las afecciones de la facultad del habla. Esto es lógico y fácil de comprender.
El cerebro y la laringe fueron construidos con la mitad de la fuerza creadora por los ángeles, así que el hombre, que antes de la adquisición de tales órganos era bi-sexual y capaz de crear por sí solo, perdió tal facultad cuando estos órganos se construyeron y ahora se encuentra dependiendo de otro sexo que posea la polaridad que le falta con objeto de generar un nuevo vehículo para un ego expectante.
Cuando usamos la visión espiritual para observar a un hombre en la "Memoria de la Naturaleza" durante la época en la que aun estaba en formación, observamos que donde quiera se halla ahora un nervio existió primeramente una corriente de deseos; que el cerebro mismo fue hecho de sustancia de deseos en primer lugar, así como también la laringe.
Fue el deseo lo que primeramente envió un impulso por medio del cerebro y creó tales corrientes nerviosas para que el cuerpo pueda actuar y alcanzar para el espíritu cualquiera satisfacción o anhelo que sea indicada por el deseo. El lenguaje, asimismo, se utiliza con el propósito de obtener un objeto requerido o bien con determinada finalidad. Por medio de estas facultades el hombre ha alcanzado un cierto dominio sobre el mundo y si pudiera pasar rápidamente de un cuerpo a otro, no se vería el fin del abuso de su poder para satisfacer cualquier capricho y deseo; pero bajo la ley de Consecuencia lleva consigo a un cuerpo nuevo las facultades y órganos similares a aquellos que dejó detrás en el precedente.
Cuando la pasión ha arruinado el cuerpo en una vida, se estampa tal pasión en el átomo simiente. En el descenso para el renacimiento inmediato es imposible para este espíritu el reunir o juntar material sano y robusto con el cual construir un cerebro de construcción estable. Entonces generalmente renace bajo uno de los signos planetarios comunes, y generalmente también, los cuatro signos comunes se hallan en los cuatro ángulos de su horóscopo, porque a través de tales signos el deseo encuentra dificultades para manifestarse. Como consecuencia de esto el impulso poderoso que anteriormente rigió en su cerebro y el cual puede ser usado con el propósito de rejuvenecimiento se halla ausente y el individuo está falto del incentivo en la vida y por lo tanto se convierte en un desvalido -un leño sobre el océano de la vida- frecuentemente en un loco.
Pero el espíritu no está loco; éste ve, conoce y tiene un vehemente deseo de utilizar su cuerpo, aunque esto sea un imposible, pues a menudo no puede ni aún enviar un impulso adecuado a lo largo de sus nervios.
Los músculos de la cara y del cuerpo no están bajo el control de su voluntad. Esta falta de coordinación es la que hace del maniático una figura tan miserable y de este modo el espíritu aprende una de las más duras lecciones de la vida, es decir, que es peor que la muerte el hallarse a un cuerpo viviente e incapaz de expresarse por medio de él, debido a que la "fuerza de deseos" necesaria para pensar, hablar y moverse "ha sido dilapidada en una vida de depravación" en pasadas encarnaciones dejando al espíritu sin la energía necesaria para manipular el instrumento físico actual.

del libro "El Velo del Destino", de Max Heindel

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