jueves, 4 de febrero de 2010

LOS EFECTOS DEL REMORDIMIENTO. -LOS PELIGROS DEL BAÑO EXCESIVO


QUINTA PARTE

LOS EFECTOS DEL REMORDIMIENTO 
LOS PELIGROS DEL BAÑO EXCESIVO

Como quiera que hay muchos entre los estudiantes Rosacruces que practican los ejercicios dictados por los Hermanos Mayores para el desarrollo progresivo del alma, aunque no se sientan inclinados a penetrar en el Sendero, nos parece bien considerar el efecto oculto de las emociones que engendran estos ejercicios.
Cuando en el ejercicio de retrospección el aspirante a la vida superior ve de nuevo los acontecimientos del día en orden inverso y tropieza con un incidente en el cual injurió a alguno o dejó de ayudar a otro o de cualquier forma no se comportó de la manera que él cree ser el ideal de su vida, a este aspirante, decimos, se le enseña a cultivar un intenso remordimiento por lo que haya hecho de malo, con el objeto de extirpar esta imagen del átomo-simiente del corazón donde ha quedado impreso por aquel acto y en donde permanecerá hasta ser barrido por el sufrimiento en el Purgatorio, a menos que previamente se haya borrado por medios artificiales, uno de los cuales es este ejercicio.
En el Purgatorio, este proceso de limpieza se cumple por la fuerza centrífuga de repulsión que arrastra y desgarra la materia de deseos donde la imagen se ha formado por encima de su matriz de éter, fuera del cuerpo de deseos. En este determinado instante el alma sufre como si hiciera sufrir a los demás a causa de una singular condición de las regiones inferiores del Mundo de Deseos donde está localizado el Purgatorio. - Algunos videntes incapaces de ponerse en contacto con las regiones superiores hablan del Mundo de Deseos como de algo ilusorio y no van desencaminados en cuanto a lo tocante a las regiones inferiores, "puesto que allí todas las cosas aparecen invertidas como si se vieran en un vaso". -
Esta particularidad no ha sido hecha sin propósito; nada en el Reino de Dios es así; todas las cosas sirven a un fin sabio y determinado. Esta reversión o inversión, coloca al alma del injuriador en la posición de su víctima de manera que cuando sobre la pantalla se desarrolla una escena de su vida pasada en la que se comportó mal con otro, el alma no puede verlo como un simple espectador, contemplando el cuadro vuelto a desarrollarse, sino que viene a ser, por aquel momento, la víctima del daño aquel y siente el dolor experimentado por el injuriado, ya que la fuerza centrífuga de repulsión ejercida para destruir la escena y arrojarla del cuerpo de deseos del injuriador, debe, a lo menos igualar el odio y la ira de la víctima que imprimió la escena sobre el átomo-simiente al tiempo de la ocurrencia.
Durante la retrospección el aspirante trata de imitar estas condiciones; prueba a visualizar las escenas en que hizo algo malo y el remordimiento que trata de sentir debe a lo menos igualar al resentimiento sentido por el agraviado. - Se produce entonces el mismo efecto que si se borrase el registro de la injuria como lo lleva a cabo la fuerza centrífuga de repulsión que efectúa la desaparición del mal en el Purgatorio "con el propósito de extraer de allí la cualidad del alma que conocemos con el nombre de Conciencia" y la cual nos disuade del mal en la hora de la tentación. Usada así, la emoción del remordimiento limpia y purifica el cuerpo de deseos de cizañas y taras dejando libre el terreno y propulsando el desarrollo de múltiples virtudes que florecen en avance espiritual y ofrecen mayores oportunidades para el servicio en la viña del Señor.
Pero así como la fuerza latente en la pólvora y substancias explosivas similares pueden ser utilizadas para impulsar los mayores objetivos de la civilización o para llevar a cabo los peores actos del barbarismo, también esta emoción del remordimiento puede ser utilizada de tal manera que llegue a ser un detrimento y un inconveniente para el alma en vez de serle una ayuda. - Si nos entregamos al remordimiento diariamente, y a cada hora, de hecho desperdiciamos un inmenso poder susceptible de ser usado para los más nobles fines de la vida, ya que una entrega constante al pesar afecta al cuerpo de deseos de una manera muy parecida a la que causan los baños excesivos en el cuerpo físico, como hemos descrito en el "Vicio de excesiva limpieza"; un artículo aparecido en nuestra publicación "Ray from the Rose Cross". - Se afirmó allí que el agua tiene una gran afinidad con el éter y que le absorbe codiciosamente como se demostró con varias ilustraciones hechas al efecto; se afirmó también que al tomar un baño en condiciones normales expulsamos una buena cantidad de éteres venenosos y miasmáticos de nuestro cuerpo, siempre que se permanezca en el agua un tiempo razonable. Después de un baño el cuerpo vital se atenúa en cierta medida y por consiguiente nos procura una sensación de debilidad, pero si gozamos de una buena salud y no hemos permanecido excesivo rato en el agua, aquella deficiencia cambia prontamente en una corriente de fuerza que afluye a nuestro cuerpo por el bazo. - Cuando este influjo de éter fresco y renovado ha reemplazado la sustancia ponzoñosa extraída por el agua, sentimos nuevo vigor y fortaleza que atribuimos al baño, aunque sin darnos cuenta de los hechos completamente como aquí quedan detallados.
Pero cuando alguien que no goza de perfecta salud toma el hábito de bañarse todos los días e incluso dos y hasta tres veces, extrae de su cuerpo vital un exceso de éter. - La provisión que entra por el bazo disminuye igualmente a causa de la falta de tonificación del átomo-simiente colocado en el plexo solar y por la atenuación del cuerpo vital. - De esta manera le es imposible a tal persona el reaccionar entre tan repetidas abluciones y a consecuencia de ellos la salud del cuerpo denso disminuye; pierde continuamente fuerzas y puede llegar a ser un inválido declarado.
"Como es arriba es abajo, y como abajo es arriba" dice el aforismo hermético explicando por él la gran ley de analogía, que es la llave maestra de todos los misterios. - Al utilizar la fuerza centrífuga del remordimiento para borrar de nuestros corazones las faltas cometidas, durante el ejercicio nocturno de retrospección, no hacemos más que la misma acción del agua que expulsa el éter miasmático venenoso de nuestros cuerpos vitales durante el baño, dejando lugar para un influjo de éter puro propulsor de la salud. Después de destruidos los errores cometidos con el fuego del sacrificio del remordimiento, la sustancia ponzoñosa "moralmente", es más saludable y terreno más propenso al desarrollo de acciones nobles.
Cuando más completamente nos purguemos por el remordimiento, tanto mayor será el vacío producido y mejoren calidad el grado de material nuevo que atraeremos a nuestros sutiles vehículos.
Pero, por otra parte, si nos complacemos en el remordimiento y en los pesares durante las horas de vigilia, como algunos hacen, excedemos nuestro purgatorio; pues, aunque este tiempo se dedica a la extirpación del mal, la conciencia vuelve de un cuadro o escena a otro u otras después de haber sido extirpado por la fuerza de repulsión. - Ahora bien, a causa de la trabazón de los cuerpos de deseos y vital, podemos revivir el cuadro mentalmente tan a menudo como queramos y mientras que el cuerpo de deseos se disuelve gradualmente en el Purgatorio por la expurgación del panorama de la vida, una pequeña porción determinada se añade durante la existencia en el mundo físico para reemplazar lo que se expulsa por medio del remordimiento. Así, el remordimiento y el pesar, cuando se entrega a ellos con exceso, tienen el mismo efecto sobre el cuerpo de deseos que el baño excesivo sobre el cuerpo vital. - Ambos vehículos quedan exhaustos de fuerza debido a la excesiva limpieza y por esta razón es tan peligroso para la salud moral y espiritual complacerse sin discernimiento en sentimientos de pesar y de remordimiento, como es fatal para el bienestar físico el bañarse demasiado. - El discernimiento debe imperar en ambos casos.
Al practicar el ejercicio de retrospección, debemos entregarnos al sentimiento de pesar y remordimiento con toda nuestra alma; debemos procurar que caigan de nuestros ojos lágrimas de fuego que alcancen hasta nuestro más íntimo, ser; debemos llevar a cabo el proceso de limpieza tan concienzudamente como nos sea posible al objeto de crecer en gracia hasta lo infinito como consecuencia de ello. "Pero una vez terminado el ejercicio debemos hacer lo mismo que se hace en el Purgatorio, esto es, considerar los incidentes del día zanjados y olvidar todo sobre ellos", salvo en el caso de que demanden restitución, excusas o actos subsiguientes y que la conciencia nos señale. Pagada así la deuda nuestra actitud deber la de un inquebrantable optimismo, pues "aunque vuestros pecados sean como escarlata, éstos se harán tan blancos como la nieve" y "si Dios está con nosotros, ¿quién puede estar en contra nuestra?..."
Por esta actitud morimos diariamente a la vida pasada que hayamos llevado para renacer con el alba a otra existencia espiritual nuevamente, ya que nuestros cuerpos de deseos se ven así renovados y prestos a servir a un fin más elevado en la vida que hasta aquel entonces.
Al hablar del pesar y del remordimiento aplicados al problema del desarrollo del alma, con su efecto sobre nuestros cuerpos sutiles, provechosamente podremos igualmente mencionar el efecto del pesar dirigido en otras direcciones. Hay personas que viven con el pesar como con un compañero placentero al que llevan a su lecho al acostarse para despertar con él a la mañana siguiente; se lo llevan a la oficina, a la tienda, a la iglesia, se sientan con él a las comidas, le cuidan como lo más preciado que poseen y dejarían mejor de vivir que dejar de manifestar su dolor, y pesar por ésta, aquella o la otra causa.
Igual que un vampiro succiona el éter del cuerpo vital de su víctima y se alimenta con él, los pensamientos constantes y eternos de pesar y remordimiento concernientes a determinadas cosas, se vuelven elementos de deseos que accionan como un vampiro y extraen la vida de las pobres almas que les sustentan, y lo peor es que, en virtud de que "lo igual atrae lo igual", procuran la continuación de este mórbido hábito de pesar.
No es con nuestros pesares como socorremos a los seres queridos que han desaparecido de nuestro lado, con lo que procuramos evidenciar nuestra fidelidad, al contrario, con ello los obstaculizamos. Han abandonado la esfera actual de experiencia y marchan adelante, hacia otros reinos, donde hay otras lecciones que aprender y nosotros les detenemos en su camino con nuestros pensamientos, porque nos recuerdan más hondamente durante algún tiempo después de pasar al más allá y hemos de considerar como un deber el de dirigirles pensamientos de cariño y de amor en lugar del egoísta pesar que daña a ellos y a nosotros. La pesadumbre es contraproducente para el desarrollo espiritual, pues mientras el pensamiento elemental así creado penda a nuestro alrededor como un vampiro, no podemos ascender por el escarpado camino.
Repugnante y asqueroso como el buitre o el cuervo que se alimentan con los restos descompuestos y hediondos de las bestias del pasado y de sus errores. - es deber nuestro arrojarlo de nuestra habitación mental como desalojaríamos de nuestro hogar físico al primer buitre que probara entrar.
Por consiguiente, cultivemos una actitud de optimismo en todas las cosas ya que todas trabajan unidas para el bien. Dios está al timón y, por lo tanto, nada puede ir realmente mal todo se convertirá finalmente en bien dejando que el tiempo cumpla su misión.

del libro "El Velo del Destino", de Max Heindel

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